Un estudio realizado por investigadores ingleses asegura que algunos componentes químicos de las sartenes pueden estar relacionados con los problemas de tiroides.
Un grupo de científicos de la Universidad de Exeter (Reino Unido) ha elaborado un estudio en el que asegura que el ácido perfluorooctanoico, químico presente en productos como las sartenes antiadherentes y las telas impermeables, está relacionado con la alteración de las funciones reguladoras del metabolismo de la glándula tiroides.
La investigación, publicada en la revista 'Environmental Health Perspectives', halló que las personas con altos niveles de este químico en su sangre tienen mayores tasas de alteración en la glándula de tiroides, que afectan paralelamente al metabolismo del cuerpo.
El equipo británico analizó a 3.966 estadounidenses adultos mayores de 20 años de los que se tomaron muestras sanguíneas entre 1999 y el 2006 para buscar PFOA. Los expertos encontraron que aquellos que tenían un mayor nivel de concentración del ácido (más de 5,7 nanogramos por mililitro) presentaban el doble de probabilidades de desarrollar una enfermedad de la tiroides, en comparación con los individuos con los menores niveles de PFOA (menos de 4 ng/ml).
No obstante, los investigadores apuntaron que la relación entre el químico y la alteración metabólica "podría ser compleja e indirecta" y hay que seguir estudiando los posibles efectos para la salud humana causados por la exposición a bajos niveles de químicos como el ácido perfluorooctanoico (PFOA, por sus siglas en inglés).
Estudios previos en personas que viven cerca de sitios donde se produce PFOA no han encontrado una asociación entre la exposición a estos químicos y la función de la glándula tiroides, mientras que otros científicos aconsejaron ser "cautelosos" antes de sacar conclusiones sobre la nueva investigación.
"Tenemos que saber qué acción concreta producen estos químicos", dijo Tamara Galloway, profesora de ecotoxicología de la Universidad de Exeter, quien lideró el estudio. "Estudios como éste no pueden decirnos que las dos cosas están definitivamente vinculadas", dijo Ashley Grossman, profesora de neuroendocrinología de la Universidad Queen Mary de Londres.
"La enfermedad de esta glándula a menudo se debe a que el propio sistema inmune del cuerpo ataca a la tiroides", dijo Grossman. "Por eso, quizás este químico está teniendo un efecto en el sistema inmunológico, no en la tiroides", señaló. Las personas con baja función de la tiroides pueden perder el cabello, subir de peso y sentirse fatigadas. En cambio, los pacientes con hiperactividad de la glándula pueden perder peso y sentir que su corazón se acelera.
Fuente: EUROPA PRESS
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