domingo, 1 de febrero de 2009

Tus gestos cotidianos me matan.


¿Recuerdas que has hecho esta mañana antes de salir de casa?


Probablemente has dormido entre tus sabanas recien lavadas y con ese agradable olorcito que deja tu suavizante.
¡Riiiiiiing!, suena el despertador. Te levantas y vas al cuarto de baño, haces pipí, tiras de la cadena y ¡chuuuuf! el perfumador deja su bella espuma higienizante de color azul en la taza. Después, te duchas con tu gel y champú perfumados con cualquiera de las múltiples fragancias que hay en el mercado: jazmín, hierbas, limones del Caribe, .....y sales con un agradable aroma en todo tu cuerpo. Te cubres y secas con tu limpio y suave albornoz.
Vas a tu bonita cocina de "madera natural", la cual para poder resistir los usos a los que va destinada ha sido tratada con sustancias químicas y más tarde barnizada y lacada. Preparas la cafetera con café que ha sido tratado con pesticidas , quizás te tomes éste café con leche procedente de vacas alimentadas con pastos tratados quimicamente y ta vez lo acompañes con algunas galletas o biscotes de cereales procedentes de cultivos intensivos, tratados con abonos químicos, ... Tras lo cual, lavas la taza del desayuno con el líquido lavavajillas con su fórmula desengrasante, autobrillante,......

Después, te lavas los dientes con tu dentífrico de aromas artificiales, por tanto de síntesis, y te vistes de pies a cabeza con ropa limpia y suave, gracias al detergente y suavizante.
¿Zapatos algo sucios?, pasas rápidamente la espuma abrillantadora.
En el pelo, un toque de laca, espuma, gomina, recuperador de rizos, ...
Dos gotas de un estupendo perfume o colonia y un toque de desodorante.
Finalmente, coges tu flamante bolso de piel (tratada) o de cualquier material sintético, resistente y lavable.
¡Perfecto!. Sales de casa.

Todos estos son gestos normales y cotidianos que repites cada mañana y que no te hacen pensar más que en que ropa o perfume te vas a poner ese día. Pues bien, cada una de estas cosas puede ser un feroz asesino ¡no todas juntas!, basta una sola de ellas para poner en peligro a los enfermos de Sensibilidad Química Múltiple.

La SQM anula la capacidad de tolerar la química y con ello nos "quita" la vida, ya que la química hoy en día se encuentra por todo. Quién la sufre, no tiene una alergia con prurito o eccema, sino que el enfermo no puede respirar, la nariz se convierte en la puerta de un infierno y la boca en su entrada de servicio. Todas las sustancias químicas que nos rodean entran en nuestros cuerpos y allí se instalan.
La SQM te obliga a renunciar a demasiadas cosas, al contacto con objetos, ropas, personas, sustancias. Se debe vivir aislado .
La invasión de la quimica en nuestras vidas corre paralela a la aceleración del consumo. Consumo basado sobre todo en la industria petroquímica (plásticos, detergentes, colorantes, conservantes, carburantes, energía, ...), que han hecho cambiar no solo nuestra filosofía, sino también nuestra fisiología.

¿Sabes que una persona normal al final del día habrá estado en contacto con unas 300 sustancias tóxicas?

Cada vez que realices uno de tus pequeños gestos cotidianos piensa en nosotros.

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